Bangkok, 4 de mayo de 2025 – Una encuesta reciente del Departamento de Apoyo a los Servicios de Salud (DHS) de Tailandia ha revelado una tendencia preocupante: la mayoría de los tailandeses consumen alimentos peligrosamente poco saludables con un alto contenido de sal, grasas y azúcar, con hábitos que rayan en la adicción, según el Dr. Somsak Akksilp, director del DHS. Los resultados, anunciados el domingo, ponen de relieve una creciente crisis de salud pública a medida que el país lidia con el aumento de las tasas de obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas.
La encuesta del DHS señala una preferencia generalizada por los alimentos ultraprocesados, como los fideos instantáneos, las bebidas azucaradas, los snacks salados y los postres dulces, que predominan en la dieta tailandesa moderna. Estos alimentos, diseñados para ser hiperpalatables, provocan antojos y conductas alimentarias compulsivas, y muchos tailandeses luchan por reducir su consumo. «La adicción a los alimentos excesivamente salados, grasosos y dulces es alarmante», declaró el Dr. Akksilp. «No se trata solo de gustos, sino de una grave amenaza para la salud de nuestro país».
El cambio en la dieta de Tailandia refleja una "transición nutricional" global, donde las comidas tradicionales, ricas en verduras, pescado y frutas saludables, están siendo reemplazadas por alternativas procesadas y pobres en nutrientes. La urbanización, la proliferación de tiendas de conveniencia y la publicidad agresiva de las empresas alimentarias han impulsado esta tendencia. La encuesta señala que los jóvenes y los residentes urbanos son particularmente vulnerables, ya que los adolescentes consumen con frecuencia comida chatarra como patatas fritas, dulces y refrescos cuando socializan o viajan.
Las consecuencias para la salud son graves. Las enfermedades no transmisibles (ENT) son responsables del 74 % de las muertes en Tailandia, siendo las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes las principales causas. Los tailandeses consumen un promedio de 3,636 mg de sodio al día (casi el doble de los 2,000 mg recomendados por la Organización Mundial de la Salud) y 24.3 cucharaditas de azúcar, cuatro veces el límite recomendado. Estos excesos contribuyen al aumento de la obesidad y la hipertensión, especialmente en Bangkok y otras ciudades.
Las iniciativas gubernamentales para frenar la alimentación poco saludable incluyen un impuesto a las bebidas azucaradas, el etiquetado nutricional obligatorio y restricciones a la publicidad de comida chatarra dirigida a niños. Sin embargo, los expertos advierten que se necesitan medidas más contundentes. "El etiquetado ayuda, pero necesitamos una mayor aplicación de la normativa y educación pública para cambiar los hábitos", afirmó la Dra. Nalinee Chuangchot, nutricionista de salud pública. Si bien existen prohibiciones en las escuelas sobre las bebidas azucaradas y los refrigerios con alto contenido de sodio, las infracciones siguen siendo frecuentes.
El DHS exige medidas urgentes, como ampliar las campañas de concienciación pública y endurecer las normas sobre la comercialización de alimentos. «Debemos empoderar a los tailandeses para que tomen decisiones más saludables», instó el Dr. Akksilp. «Nuestro futuro depende de ello».