PATTAYA, Tailandia – El 9 de mayo de 2025, a las 8:06, las autoridades del distrito de Banglamung realizaron un allanamiento sorpresa en una fiesta en la piscina de una mansión del subdistrito de Pong, tras numerosas quejas de los residentes locales por presunto ruido excesivo. La operación fue dirigida personalmente por el jefe del distrito de Banglamung, Patcharapat Sritanyanon, quien respondió a las denuncias de que un hotel organizaba ilegalmente un evento ruidoso.
Una fuerza combinada de más de 50 funcionarios, entre ellos oficiales administrativos, agentes de la comisaría de Nongprue, policías de turismo, policías de inmigración y personal municipal del subdistrito de Pong, irrumpió en el lugar. El equipo, coordinado por el subjefe de distrito Nathaphop Yomjinda, el subteniente coronel de policía Jamlomg Jinpala y el agente municipal Kittisak Montkaew, también desplegó agentes encubiertos con antelación para confirmar la reunión.
El allanamiento reveló que más de 200 turistas extranjeros, en su mayoría ciudadanos indios, disfrutaban de una fiesta en la piscina. El grupo nadaba, bebía alcohol y disfrutaba de la música a todo volumen, lo que causó disturbios entre los residentes cercanos. La repentina llegada de las autoridades desató el caos entre los asistentes, pero las autoridades recuperaron rápidamente el control.
Los agentes verificaron la identidad de un grupo de jóvenes contratadas para entretener y atender a los turistas, además de realizar pruebas de drogas a todos los asistentes. No se encontraron menores ni personas con rastros de narcóticos. Las autoridades también revisaron los permisos del operador del hotel y la documentación de los guías turísticos que facilitaron el evento, garantizando el cumplimiento de la normativa.
La redada se produjo debido a las constantes quejas de los vecinos, quienes reportaron noches de insomnio debido al ruido incesante que, según ellos, se producían en el local. El jefe de distrito Patcharapat dejó claro que las autoridades actuaron para abordar el problema y advirtió que los niveles de ruido deben cumplir con las normas legales. Los infractores, añadió, se enfrentarían a severas consecuencias legales.
Según se informa, el operador de la fiesta en la piscina acordó ajustar el volumen y garantizar que no molestara más a la comunidad local. La policía prometió seguir de cerca la situación y recabar la opinión de los ciudadanos que se quejaron.
